Las dimensiones de un cabezal (de disco duro) son realmente impresionantes. Con una anchura de menos de un centenar de nanómetros y un espesor de diez, vuela por encima del plato a una velocidad de 15.000 rpm, a una altura equivalente de 40 átomos. Si comenzásemos a multiplicar estos números infinitesimalmente pequeños, alcanzaríamos a tener una idea de su importancia.
Considerando la posibilidad de esta pequeña comparación: si el cabezal de lectura/escritura fuera un Boeing 747, y el plato del disco duro fuera la superficie de la Tierra:
- El cabezal volaría a Mach 800,
- a menos de un centímetro de la tierra,
- contando cada brizna de hierba,
- con menos de 10 errores irrecuperables en una superficie equivalente a toda Irlanda.
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